Al igual que con el tabaco y el alcohol, tendrán que cambiar las reglas del juego
Se dice de la frase popular mexicana que, a los animales de carga, para que no se den cuenta y se asusten, les tapan los ojos mientras les estriban bultos en el lomo. Pues bien, para cuando les quitan la venda a los burros y mulas utilizados para transportar cosas pesadas, estan ya cargando una pesada carga y, naturalmente, en contra de su voluntad.
La semana pasada el periódico New York Times dio cuenta de los USD$573 millones como multa que tuvo que pagar la prestigiada firma de consultoría McKinsey, por coadyuvar a la farmacéutica Purdue a “taparle el ojo al macho” a reguladores, médicos y pacientes sobre los efectos negativos de su analgésico legalmente disponible con prescripción médica que contiene oxicodona, OxyContin®. El tema es que solo en 2018, 67,367 personas murieron en EE.UU. por sobredosis de opioides como el OxyContin®, 185 personas diariamente, casi el doble de las muertes por accidentes automovilísticos. No es un tema menor, es una crisis nacional que incluso involucra a productores chinos y, en la versión ilegal, a narcotraficantes mexicanos. Al igual que con el tabaco y el alcohol, tendrán que cambiar las reglas del juego.
Bien decía el juez estadounidense que: “La ética es saber la diferencia entre lo que se tiene derecho a hacer y lo que es correcto hacer”. A la consultora en estrategia global, Mckinsey,
le salió más cara la multa que el negocio obtenido por aconsejar a Purdue. Y es que la estrategia recomendada por McKinsey para incrementar las ventas, parcialmente cierta, estaba basada en la engañosa idea de que los opioides reducen el estrés y hacen que los pacientes se sientan más optimistas. También diseñaron una estratagema de comunicación para contrarrestar los sensibles mensajes de las angustiadas madres de hijos farmacodependientes. Obviamente, no es correcto.
El problema no termina ahí ya que el 86% de los adictos a la ilegal heroína, comenzaron con opioides legales prescritos por sus médicos para reducir el dolor. Al igual que en algunos países de Europa y Canadá, EE.UU. está en el proceso de instalar centros supervisados gubernamentales para inyectar gratuitamente opioides a adictos. Por otro lado, la organización privada American Addiction Centers, estima que en 2017 19.7 millones de norteamericanos mayores de 12 años, sufrieron algún tipo de desorden o abuso de sustancias, una verdadera crisis humanitaria. El costo para el erario por falta de productividad, crímenes relacionados a las drogas y gastos médicos, es de aproximadamente, USD$19.7 millardos anuales, más que el producto interno bruto de Nicaragua o Jamaica.
Desde luego que “tanto peca el que mata la vaca como quien le estira la pata” y la farmacéutica también ha pagado penalizaciones. En demandas legales, Purdue ha subsanado, hasta el momento, USD$8.3 millardos y los dueños, la misteriosa familia Sackler otros USD$225 millones, pudiendo incrementarse a USD$3 millardos adicionales. Está claro que la vida no retoña y el dinero no va a resarcir las pérdidas humanas de quienes claman justicia, pero compensa en algo.
Lo irónico de todo esto es que los miembros de la familia Sackler, cuya fortuna está valuada en más de USD$14 millardos, son de los filántropos más admirados en EE.UU. y algunos países de Europa. No por nada decía el filósofo griego Democrates: “Todo está perdido cuando los malos sirven de ejemplo y los buenos de mofa”. La familia Sackler, con la venia de muchos gobiernos que se han hecho de la vista gorda, han financiado un ala que lleva su nombre en el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York. Lo mismo han hecho en el museo de Louvre, en la Academia Real en Londres, en el Smithsonian, el Guggenheim y en los museos de las universidades de Harvard y Pekín. No cabe duda que el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones. Los múltiples y jugosos donativos a universidades y museos están, sin duda, manchados de sangre por todas las muertes provocadas, directa o indirectamente, por la venta de OxyContin ®.
De acuerdo con la revista Forbes, los narcóticos para el dolor se han convertido en uno de los productos más peligrosos jamás vendidos legalmente a gran escala. Es bien sabido que con la vara que juzgues, serás juzgado, así que no sería prudente emitir un juicio. Lo que sí aplica cabalmente es lo que dice San Lucas 16:1-8: “Los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz”. Aparentemente, a corto plazo y ante la mirada de muchos, les va mejor, aunque la batalla definitiva se gana coronando la vida al morir.
Fuente: El Porvenir | Dr. Eugenio José Reyes Guzmán